ÉPOCA PREHISPÁNICA.

16.07.2009 10:14

  ÉPOCA PREHISPÁNICA. Vestimenta, Clases Sociales. Vestuario del Jugador de Pelota.

VESTUARIO DE UN JUGADOR DE PELOTA
La cultura maya representa una de las grandes cimas del arte mesoamericano y, del mundo entero. Los primeros testimonios de esta cultura datan de aproximadamente 500 A.C. El florecimiento de la llamada época Clásica ocurrió entre los siglos IV y X D.C. La cultura que encontraron los españoles fue la correspondiente a la "era Mexicana", llamada así porque hubo invasiones y ocupaciones Toltecas que impusieron características especiales a la organización social y religiosa de los maya. A lo largo del extenso periodo Maya, y a lo ancho de la gran región que habitaban, la cual incluía todo el sureste de México y gran parte de Centroamérica, la indumentaria de los maya fue lógicamente muy cambiante. Poco sabemos del modo de vestir de la gente del llamado periodo formativo. En cambio del periodo clásico se sabe que el ropaje era quizás el más rico y variado de toda Mesoamérica.

El hombre maya usaba el maxtlatl - ex en lengua maya - de mil maneras: El peón o el vencido en la guerra, lo llevaba como una simple banda angosta, anudada atrás; era su única prenda de vestir. En cambio, la gente de alcurnia usaba bandas anchas, con los extremos decorados con tejidos complicados, o con anchos flecos de anudado, o bien con adornos formados con plumas, conchas o cuentas, y figuras labradas en piedras preciosas. Algunas estelas y figurillas muestran esta prenda como una obra de arte en sí misma, bien estructurada y de gran plasticidad. En ocasiones se usaba una tela más ancha, para formar una especie de delantal o falda muy corta. Otras veces eran verdaderas faldas, sujetas a la cintura con un cinturón decorado con tejidos especiales o piedras preciosas y, rematados adelante y atrás, con broches de piedra labrada, generalmente en forma de caras. Algunas faldas eran muy cortas, tapaban apenas el vientre; otras cubrían medio muslo y otras llegaban hasta el tobillo. Las faldas estaban hechas de tejidos complicados, de pieles, de redes que cubrían lienzos lisos, de plumas y otros adornos cosidos a la tela. A veces se usaban varias faldas sobrepuestas de largos diferentes. Algunas figuras muestran el uso de pantalones cortos y otros largos, ajustados a la pierna.

Sobre los hombros se usaban capas de diferentes formas. Las clásicas tilmas de ls Aztecas - patí entre los mayas - estaban formadas por un lienzo cuadrado o rectangular, que lo maya ataban generalmente enfrente por medio de un nudo o un broche de variada manufactura. Se anudaban dos puntas cercanas, y el lienzo cubría los hombros y el dorso llegando casi a los tobillos. Las telas se confeccionaban con diversos ligamentos o se bordaban posteriormente. Rara vez se ataban atrás las puntas diagonales, con lo cual el lienzo cubría el frente en forma triangular. También se usaban capas cortas, abiertas adelante, confeccionadas con plumas, telas decoradas o pieles. Se usaba también lo que constituía la versión maya del xicolli, abierto o cerrado, en ambos casos corto y pegado al cuerpo, a manera de chaleco. A veces se aprecia en esta prenda la adición de mangas. Existe una figura que lleva un verdadero abrigo, abierto adelante, rematado con una capa corta y mangas.

 

JUGADOR DE PELOTA. VASIJAA DE CHAMA
Los hombres calzaban sandalias, integradas por una plantilla sujeta al pie mediante correas que pasaban entre los dedos y se ataban alrededor del tobillo, y por una ancha banda de piel, tela, o fibra dura que cubría el talón. Estos cactles estaban adornados de muchas maneras, algunos con complicadas representaciones de deidades. Algunas figuras maya muestran el empleo de rodilleras, pero no aparece con demasiada frecuencia. año 750 D.C. se observan algunas narigueras; los adornos estaban hechos de variados materiales, como de piedras verdes, formando cuentas, canutos lisos o labrados con complicados dibujos de deidades, seres humanos, glifos y símbolos cósmicos; de caracoles y conchas al natural o grabados, de hueso tallado, de colmillos de algunos animales, de plumas preciosas, etc. Sin embargo, los maya del periodo clásico desconocían el oro, metal que aparece hasta épocas posteriores.

Los rasgos faciales de hombres y mujeres, producto de ciertos artificios, son comunes desde las representaciones del Clásico, hasta las descripciones del obispo Diego de Landa que conoció el Yucatán del siglo XVI. A los niños se les deformaba la cabeza por medio de unas tablas que les aplanaban la frente hacia atrás; mediante un colguije La cultura maya representa una de las grandes cimas del arte mesoamericano y, del mundo entero. Los primeros testimonios de esta cultura datan de aproximadamente 500 A.C. El florecimiento de la llamada época Clásica ocurrió entre los siglos IV y X D.C. La cultura que encontraron los españoles fue la correspondiente a la "era Mexicana", llamada así porque hubo invasiones y ocupaciones Toltecas que impusieron características especiales a la organización social y religiosa de los maya. A lo largo del extenso periodo Maya, y a lo ancho de la gran región que habitaban, la cual incluía todo el sureste de México y gran parte de Centroamérica, la indumentaria de los maya fue lógicamente muy cambiante. Poco sabemos del modo de vestir de la gente del llamado periodo formativo. En cambio del periodo clásico se sabe que el ropaje era quizás el más rico y variado de toda Mesoamérica.

El hombre maya usaba el maxtlatl - ex en lengua maya - de mil maneras a. el peón o el vencido en la guerra, lo llevaba como una simple banda angosta, anudada atrás; era su única prenda de vestir. En cambio, la gente de alcurnia usaba bandas anchas, con los extremos decorados con tejidos complicados, o con anchos flecos de anudado, o bien con adornos formados con plumas, conchas o cuentas, y figuras labradas en piedras preciosas. Algunas estelas y figurillas muestran esta prenda como una obra de arte en sí misma, bien estructurada y de gran plasticidad. En ocasiones se usaba una tela más ancha, para formar una especie de delantal o falda muy corta. Otras veces eran verdaderas faldas, sujetas a la cintura con un cinturón decorado con tejidos especiales o piedras preciosas y, rematados adelante y atrás, con broches de piedra labrada, generalmente en forma de caras. Algunas faldas eran muy cortas, tapaban apenas el vientre; otras cubrían medio muslo y otras llegaban hasta el tobillo. Las faldas estaban hechas de tejidos complicados, de pieles, de redes que cubrían lienzos lisos, de plumas y otros adornos cosidos a la tela. A veces se usaban varias faldas sobrepuestas de largos diferentes. Algunas figuras muestran el uso de pantalones cortos y otros largos, ajustados a la pierna.

JUGADORES DE PELOTA RICAMENTE ATAVIADOS, CON LA PELOTA NEGRA DE CAUCHO EN PERSPECTIVA EN PRIMER PLANO.

Sobre los hombros se usaban capas de diferentes formas. Las clásicas tilmas de ls Aztecas - patí entre los mayas - estaban formadas por un lienzo cuadrado o rectangular, que lo maya ataban generalmente enfrente por medio de un nudo o un broche de variada manufactura. Se anudaban dos puntas cercanas, y el lienzo cubría los hombros y el dorzo llegando casi a los tobillos. Las telas se confeccionaban con diversos ligamentos o se bordaban posteriormente. Rara vez se ataban atrás las puntas diagonales, con lo cual el lienzo cubría el frente en forma triangular. También se usaban capas cortas, abiertas adelante, confeccionadas con plumas, telas decoradas o pieles. 

Los hombres usaban el cabello largo, se recortaban una parte en lo alto y se amarraban el pelo a manera de cola de caballo; este tocado se adornaba de muy diversas maneras; con manojos de plumas, flores naturales, pájaros completos de rico plumaje. En muchas ocasiones no se veía el cabello, porque quedaba cubierto por un turbante o un gran sobrero de copa alta. Había tocados en forma de cabeza de jaguar, de un pájaro, de una serpiente o de algún otro animal. Otros tenían complicadas estructuras con representaciones de dioses, adornos de piedras preciosas y una cascada de plumas que caían hacia atrás; seguramente tenían un marco de madera ligera o de fibra dura, sobre el cual se construía el penacho, usando para ello pieles, telas, plumas o papel indígena.

Los adornos que usaban los hombres, eran los collares, a veces tan anchos que formaban verdaderas capitas; los pectorales y los petos elaborados; las pulseras formadas por muchas sartas de cuentas verdes; las orejeras complicadas, compuestas de una rueda ajustada a la oreja y un tapón alargado qua a veces representaba figuras variadas, y los broches para el ceñidor o la capa. En figuras maya posteriores al también lo que constituía la versión maya del xicolli, abierto o cerrado, en ambos casos corto y pegado al cuerpo, a manera de chaleco. A veces se aprecia en esta prenda la adición de mangas. Existe una figura que lleva un verdadero abrigo, abierto adelante, rematado con una capa corta y mangas.

Los hombres calzaban sandalias, integradas por una plantilla sujeta al pie mediante correas que pasaban entre los dedos y se ataban alrededor del tobillo, y por una ancha banda de piel, tela, o fibra dura que cubría el talón. Estos cactles estaban adornados de muchas maneras, algunos con complicadas representaciones de deidades. Algunas figuras maya muestran el empleo de rodilleras, pero no aparece con demasiada frecuencia. año 750 D.C. se observan algunas narigueras; los adornos estaban hechos de variados materiales, como de piedras verdes, formando cuentas, canutos lisos o labrados con complicados dibujos de deidades, seres humanos, glifos y símbolos cósmicos; de caracoles y conchas al natural o grabados, de hueso tallado, de colmillos de algunos animales, de plumas preciosas, etc. Sin embargo, los maya del periodo clásico desconocían el oro, metal que aparece hasta épocas posteriores.

Los rasgos faciales de hombres y mujeres, producto de ciertos artificios, son comunes desde las representaciones del Clásico, hasta las descripciones del obispo Diego de Landa que conoció el Yucatán del siglo XVI. A los niños se les deformaba la cabeza por medio de unas tablas que les aplanaban la frente hacia atrás; mediante un colguije entre los ojos se lograba que quedaran bizcos. Se afilaban los dientes y se pintaban y tatuaban cara y cuerpo. Se agujereaban y cortaban las orejas y los tabiques de la nariz; las mujeres usaban en dicho agujero un pequeño ámbar. Entre algunos hombres representados en el periodo Clásico, se observa una nariz sobrepuesta que acentúa el efecto de la deformación del cráneo. Landa no describe este artefacto, por lo cual es probable que los maya posclásicos ya no lo usaran.

Las representaciones humanas de la época mexicana de los mayas son escasas. En su mayoría se encuentran en Chichén-Itzá y muestran guerreros con rasgos faciales que no son propiamente maya y con una indumentaria que denota mucha influencia mexicana. Es probable que se trate de personajes toltecas, los vencedores, y que los maya siguieran usando una indumentaria parecida a la de sus antepasados, como se deduce de la crónica de Landa.

El atuendo de las mujeres maya estaba integrado por el enredo - pic en maya - sujetado a la cintura con una faja. A menudo esta prenda constituía el único ropaje, además de una manta para cubrir la cabeza y que de noche servía de cobertor. Landa cuenta que: "Las indias de la costa y de las provincias de Bacalar y Campeche son muy honestas en su vestir, pues allende de la cobertura que traían de la mitad para abajo, se cubrían los pechos, atándesolos por debajo de los sobacos con una manta doblada". Ambas formas de vestir, descritas en el siglo XVI, ya se veían en figurillas de la época clásica.

Las mujeres de alcurnia generalmente portaban un hipil ancho y largo, suelto o amarrado sobre la cadera. Una característica especial de esta prenda era la costura lateral de los lienzos, adornada con una especie de cordón labrado. Algunos hipiles eran cortos, de tejido delgado, transparente y adornado con dibujos hechos con técnica de brocado. En el Cenote Sagrado de Chichen-Itzá se encontró un fragmento de un tejido elaborado con esa técnica.

 

UNO DE LOS JUEGOS DE PELOTA DE COBÁ, QUINTANA ROO

También había hipiles en los que el lienzo de enfrente era mucho más corto que el de atrás, lo cual da a la prenda en aspecto de capa. En algunos casos la parte delantera era recta, en otros se nota francamente redondeada. Existía una técnica especial de tejido, mediante algunas de las orillas terminaba en escalera; en una figurilla de Jaina se aprecia una greca terminal de un hipil que probablemente fue hecha de esa manera. En el Perú se han encontrado telas elaboradas de esta forma. Cuando la referida terminación parte de ambos lados en pequeños tramos sucesivos de escalones, se logra una orilla en semicírculo. Se piensa que esto puede ser la explicación de la manufactura de prendas semicirculares dentro de una tradición, en la que no se empleaban cortes en las telas. Asimismo había capas largas de atrás y cortas de adelante, algunas rectas y otras redondeadas, hechas de modo probablemente similar. En algunos casos las mujeres llevaban varias prendas sobrepuestas. Se usaba también el quechquemitl, aunque no parece haber sido de uso frecuente, a juzgar por las pocas representaciones que existen.

Las alhajas de las mujeres maya eran tan ricas y variadas como las de los hombres. Usaban el pelo largo y lo peinaban de varias maneras; en muchas ocasiones el tocado formaba complicadas estructuras que ocultaban la cabellera. Acostumbraban también un adorno especial integrado por una a tres ruedas colocadas sobre la frente, en el entrecejo.

Los motivos que decoraban las telas empleadas para los vestidos de hombres y mujeres eran símbolos relacionados con la religión de los maya. Se observan también dibujos estilizados de los planetas, del calendario y de los dioses. Las indumentarias eran diferentes para los nobles, los gobernantes, los sacerdotes, los guerreros y la gente del pueblo, además de las de los danzantes, que vestían de acuerdo con el personaje que encarnaban en dichas danzas. El riquísimo atuendo que se perpetúa en la mayoría de las representaciones humanas de los maya clásicos, tanto hombres como mujeres, es de la clase privilegiada. Había insignias especiales para distinguir a los dignatarios de cada una de las jerarquías reinantes. Todo este esplendor en el vestir denota una cultura extraordinaria y de gran refinamiento. Expresa también un sistema jerárquico bien definido, en el que cada grupo o persona ocupaba un sitio determinado dentro de su sociedad. A pesar de la gran variedad e individualidad de los atuendos, cada vestido señala la clase social a la que pertenecía su portador.

 

 MUJERES CON VESTIDOS DE ALGODÓN, ESTAMPADOS CON DISEÑOS DE GLIFOS.